jueves, 4 de septiembre de 2014

Gustavo

A diferencia de la gran mayoría de las personas que lo están llorando o están tristes en estos momentos , a mi no me sorprendió  la noticia de la muerte de Gustavo Cerati. Lo primero que pensé es que el paro respiratorio ponía fin a su sufrimiento y por ende, el de su familia. Lo segundo que se me vino a la cabeza, es que los rockeros, bonitos y educaditos, tienen que saber que el tipo prefirió arder antes que oxidarse. En lugar de retirarse a disfrutar de los dividendos que le dejó su paso por Soda Stereo, Gustavo eligió seguir tocando, viviendo al límite y rodeado de jóvenes, hermosas mujeres, a pesar de que un problema de salud se lo impedía. Si esto no es el rock, el rock quien lo tiene o adónde está?. Al mismo tiempo con su muerte, se acaban los amigos de turno hablando sobre su estado de salud y de un gesto que nunca sucedió por el solo hecho de tener unos minutos de prensa. Por esas paradojas que tiene la vida, Cerati empezó a perder o perdió su vida en mayo del 2010 cuando el ACV tocó su cuerpo al terminar su show en la Universidad Simón Bolivar, de Caracas, Venezuela, un país al que muchos de los que idolatran al músico no irían por  el sistema de gobierno que tiene, pero él fue. A partir de mañana, cuando su cuerpo sea sepultado, solo va a quedar su legado musical que va a perdurar por los años de los años. A mi, me queda el agradecimiento, porque cada vez que lo vi, como solista o con Soda, nunca me defraudó.



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