lunes, 28 de octubre de 2013

El robo a la izquierda





No encuentro lo que quiero a pesar de saber dónde hacerlo. Pienso que  ya no creo en mi como tampoco en los que me rodean. Veo la derecha en todas partes  y  me siento perseguido por propaganda de gente que no voté pero que  me gobiernan.
  Ya no puedo pensar y no encuentro a nadie que me ayude a hacerlo. Vivo en una ciudad en los que los mismos que salieron a la calle a pedir por justicia, hoy votan a personajes con causas penales. El único motivo de la protesta fue porque no podían comprar dólares, pero a la vez siento que no soy nadie para juzgarlos.
 Me quiero ir, pero no puedo. La batalla por más cultura y educación será  larga y constante,  pero por primera vez me siento vencedor. Tengo en mi cabeza la certeza de que en esta ocasión, formaré parte de los que le harán entender a los vencidos, que es la única salida.



En el último minuto del domingo 27 de octubre del 2013, cuando estaban escrutadas más del 96 por ciento de las mesas y Liliana Olivero se consagraba como la primera diputada nacional de izquierda por Córdoba, el escrutinio oficial pegó un vuelco y consagraba el noveno diputado al radicalismo por una diferencia de 1.500 votos con el 97,2 por ciento escrutado y faltando hacerlo con 224 mesas.
La maniobra de fraude había comenzado más temprano, cuando aparecieron boletas del Frente de Izquierda correspondientes a las Paso, que después fueron reconocidas como válidas por la Justicia Electoral.
Con el fraude, los partidos tradicionales, le hicieron el FUCK YOU a los más de 150 mil votantes que eligieron esta fuerza política.
Pero, la izquierda y el pueblo no se van a detener hasta que la banca de diputado sea devuelta a los legítimos ganadores. La lucha es larga, pero no vamos a claudicar.





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